Artículo de Blanca Martín Delgado, Presidenta del PSOE de Extremadura y Presidenta de la Asamblea de Extremadura.
No hay nada más transversal que la igualdad, en sentido amplio, abarcativo y justo. Cada 8 de marzo celebramos el Día Internacional de las Mujeres y cada año que pasa, a pesar de los avances claros y contundentes en materia de derechos y representatividad, se percibe un espacio atomizado por la estrategia de algunas organizaciones políticas que, a fuerza de consignas más mediáticas que reales, creen que son el gran baluarte en el avance de los espacios conseguidos.
Por el contrario, si continúan fomentando la estrategia sectaria por encima del imperativo histórico que nos toca protagonizar, retrocederemos más pronto que tarde. Si el discurso se fisura, acaba por quebrarse cualquier intento de políticas consensuadas para y por el progreso de una sociedad que necesita de las mujeres para ser mejor.
No obstante, y a pesar de los intentos de apropiarse del relato de la igualdad y feminista, por un lado, y de los ataques permanentes a las mujeres por ser mujeres, por el otro, tenemos razones para la esperanza si somos capaces de combatir con efectividad los males que aún aquejan a la sociedad.
Que el Consejo de Ministros haya dado luz verde a listas cremallera en la ley electoral y la paridad en los consejos de administración de las grandes empresas y colegios profesionales, es un avance claro y rotundo convertido en derecho.
Si la División del Trabajo fragmentó al mundo entre productores y dependientes, los roles de género en las actividades continúan arrinconando a las mujeres a las labores de toda la vida, según el ideario patriarcal. Trabajos ligados al hogar, a las niñas y niños y a los enfermos siguen siendo “cosa de mujeres”. En datos, 9 de cada 10 trabajos vinculados a los cuidados y al hogar, son mujeres.
Por ello, que el Consejo de Ministros haya dado luz verde a listas cremallera en la ley electoral y la paridad en los consejos de administración de las grandes empresas y colegios profesionales, es un avance claro y rotundo convertido en derecho.
De esta manera, empujaremos definitivamente la presencia de las mujeres en todas las decisiones importantes de este país. Leyes como ésta, más la presencia del gran potenciador de cambios reales, es decir la escuela pública, harán que España de un golpe definitivo a quienes quieren detener el progreso y lanzar eufemismos para tapar un machismo histórico, casposo y que atrasa.
Una a una, espacio a espacio, las mujeres seguiremos fomentando una sociedad de oportunidades, una sociedad justa, una sociedad que premie las capacidades sin mirar el género ni las viejas costumbres que nos invisibilizaron tanto tiempo. Avanzar es legislar y legislar en igualdad es el mayor de los avances posibles.
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