Edmund Wilson analiza en “Hacia la estación de Finlandia” la idea socialista desde que el historiador Michelet popularizó a Juana de Arco, sabiendo contar la historia desde el punto de vista de la gente, del pueblo y creando la religión de la revolución, hasta que Lenin, dos siglos después, comenzó la revolución rusa con el desembarco en la estación de Finlandia, en San Petersburgo.
Michelet aprendió de Vico y de Bacon la idea del progreso humano, el nacimiento de una conciencia social hacia los trabajadores, desligándolo de la idea de que las sociedades tenían que seguir las tesis religiosas, que no hay nada divino en ellas, sino que eran obra de los seres humanos. Michelet consigue conectar con las masas, denunciando precisamente el alejamiento de los monarcas franceses del contacto con su pueblo, su vida aislada, llena de despilfarro, excesos y lujos.
El contacto con la gente es lo que no debería perder nunca un político que quiera comprender, gestionar y solucionar los problemas día tras día. Desde la responsabilidad, dando seguridad, estabilidad, certidumbre y creando ilusión y esperanza en un futuro mejor para su pueblo, su ciudad o comunidad autónoma. Con un proyecto claro de futuro, que priorice la creación de empleo, acceso a la vivienda, mejore los servicios públicos esenciales, la educación, la sanidad, el bienestar social y que cuide a sus mayores.
Eso es precisamente lo que está haciendo el PSOE, los alcaldes y alcaldesas socialistas han priorizado, aún más tras la pandemia, y han sabido atender las necesidades básicas de la ciudadanía, con cercanía, mejorando los servicios públicos. La Junta de Extremadura ha sabido gestionar el presupuesto para generar empleo, mejorar la educación, apoyar a los autónomos y a las empresas, crear unas condiciones óptimas para conseguir inversiones y el desarrollo de una nueva industria ligada a las energías renovables.
Extremadura es la comunidad autónoma que menos tarda en pagar a sus proveedores, una media de 12,25 días. Extremadura ha superado en PIB per cápita a Canarias y a Andalucía. Extremadura lidera la inversión en proyectos de energías renovables, quiere ser líder en producción de hidrógeno verde, es líder en ovino, en productos ibéricos y en producción de tomate y otras frutas y hortalizas, líder en playas de agua dulce con bandera azul, líder en producción de corcho de calidad, líder en atención a mayores por cada 10.000 habitantes mayores de 65 años, líder en formación en electrónica e ingeniería eléctrica…
En Extremadura se va a inaugurar un matadero ibérico, se van a comenzar las obras de la primera fábrica de semiconductores de diamantes sintéticos en Trujillo, y también de la primera gigafactoría en Navalmoral de la Mata, entre otros muchos proyectos industriales y agroindustriales que día tras día deciden instalarse en la región. Y es así porque seguimos conectados con el pueblo, conectados con la gente.
La derecha, al igual que los reyes franceses, se ha desconectado de la gente, insiste en su discurso negativo, olvida su pasado de lemas incumplidos, como aquel de “Lo primero el empleo”, hace 10 años con un gobierno del PP en Extremadura había 184.000 parados ahora hay 100.000 menos. A pesar del discurso agorero y catastrofista de la derecha, que más que alegrarse de estas buenas noticias, parece disgustarse, Extremadura avanza, progresa y tiene buenos datos.
Como decía el portavoz de la Junta de Extremadura en pleno, la derecha de la región parece compararse con el cenizo, no como acepción de la planta Chenopodium album, sino con la de persona que tiene mala suerte, o que trae mala suerte a los demás, quizá esa sea la única estrategia y su único proyecto para la región, desear la mala suerte y que Extremadura no siga avanzando y liderando políticas e inversiones. La idea socialista y progresista histórica del PSOE es tan fuerte que ese deseo no se verá cumplido, porque ya no depende de la suerte, porque ahora depende de nosotros los extremeños y extremeñas que queremos esta tierra, que creemos en nuestro futuro y confiamos en la gestión del presidente Guillermo Fernández Vara.
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