De las muchas canciones que me gustan y suenan con cierta frecuencia mientras camino o conduzco es de Jorge Drexler, se llama La edad del cielo y comienza su letra «No somos más/ que una gota de luz/ una estrella fugaz/ una chispa, tan solo/ en la edad del cielo». A veces, aunque guardemos las letras en nuestra mente no es hasta que coinciden con momentos o sensaciones cuando cantarlas, acaban siendo algo más. Esta misma canción continúa: «Calma/ todo está en calma».
Sonaba, y al mismo tiempo conocíamos que se había producido una explosión en Polonia debido a unos misiles y habían fallecidos dos personas. Este hecho provocaba uno de los momentos más tensos desde que comenzó la invasión y guerra en Ucrania. Polonia es un país miembro de la OTAN, por tanto, un ataque en su territorio dirige directamente a que los países miembros de la OTAN defiendan al país. Un cambio rotundo en la situación.
La calma no era posible y ante un momento de decisión y análisis hay dos maneras de actuar, o como un avestruz, con la cabeza en el interior de la tierra y evadirse, o con valentía, serenidad y prudencia.
Los países miembros de la OTAN concentrados bajo el marco del G20 se reunieron y se ocuparon de la situación. El objeto no era otro que analizar y proceder en consecuencia a ese posible ataque, pero ante todo evitar elevar la tensión, evitar una guerra aún mayor. De ese instante hubo una imagen, un retrato. Biden, Macron, Scholz… y Sánchez.
El presidente del Gobierno de España estaba allí, en el centro de la imagen, en esa reunión, en ese momento decisivo. Es nuestro país el que está ahí, España. Yo me siento orgullosa de ello. Más tarde, y sin apenas el recuerdo de las palabras que habían sonado, en un mar revuelto de redes y tertulias, descubrí que había cierta polémica en la foto y en la aparición en ella del presidente.
¿Por qué quienes manosean la bandera son siempre los que critican y cuestionan el papel de nuestro país en el exterior?
¿Qué parte es la molesta de un presidente de España que se ocupa y trabaja en la OTAN?
¿El momento vivido puede ser analizado con la frivolidad de una foto para atacar a un presidente?
Aún recuerdo aquel presidente que se fumaba un puro con los pies encima de la mesa y jaleaban la guerra. Hubo una foto en las Azores que me abochornó como española.
Aquellos mismos que aplaudían aquella, hoy critican otra; pero la diferencia es sustancial: evitar una guerra.
Podemos decidir analizar la composición de la imagen, en los museos me gusta hacerlo, pero la trascendencia del momento debe comprenderse, como dice la canción que citaba «no somos más/ que un puñado de mar/ una broma de Dios/ un capricho del Sol» pero con la fuerza de cambiarlo todo, de decidir, de defender nuestro país y nuestros valores. Y es esa paz y esa calma necesita de defensa.
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