Siempre que salen a colación los temas relacionados con la Memoria ( ya la llamemos Histórica, o como me gusta a mi más denominarla, Democrática), salen a implosionar cualquier tipo de comentario al respecto, aquellos que, sin necesidad de entrar en el fondo, se cuestionan si es un tema que interese, preocupe, inquiete o sea de urgente resolución.
Por ese motivo, quiero aprovechar estas líneas para demandar, para reivindicar, la Memoria como un tema muy importante para una minoría de la población.
En efecto, al margen de los vínculos familiares, hemos de reconocer que el paso imponderable del tiempo, hace que sea de inmediata respuesta la necesidad de buscar, de investigar, de aportar pruebas fehacientes para las personas preocupadas por la desaparición de gente de su más próximo entorno.
También para cualquiera que tenga buena fe. Que crea en la justicia y en la defensa más elemental de los Derechos Humanos.
¿ O es que alguien se opone a rescatar del fondo de la mina los restos de un asesinado, sea cual sea su ideología? ¿ o es que alguien se opone a devolver a sus familias los motivos que llevaron a sus deudos a perder la vida, sea la época que sea?
De eso se trata, de un lado, aportar consuelo, dignidad, se dice ahora, al trágico final de miles de individuos y de otra, promover el reconocimiento de las causas cuyas consecuencias funestas, no debemos, si somos buenas personas, olvidar.
De esta forma, el mero hecho de dejar descansar en paz a aquellos que llevan toda una vida penando, merecería la pena la inversión de tiempo y recursos públicos en tamaña tarea.
Ahora que insistimos en el enfoque de género en muchas de nuestras actuaciones públicas, no estaría de más detenernos en reflexionar sobre la cantidad de mujeres que vieron modificadas una vida ( que ellas no eligieron) por ser víctimas, ya sea de una violencia física directa o indirecta, ya sea como producto de que la nueva autoritaria ideología impuesta les impedía desarrollar su trayectoria profesional, incluso su más elemental recorrido humano, como habían diseñado. O para lo cual estaban afortunadamente más que preparadas.
Así pues, no dejemos de reclamar la importancia vital que para una minoría ( acompañada posiblemente por amplias capas de la población) tiene que saquemos a relucir, una y otra vez, la impronta que debe dejar en nuestras vidas la Memoria como un asunto de relevancia dentro del debate público.
Seguiremos.
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